La revolución más íntima
- Miguel angel Paz
- 27 jun
- 1 Min. de lectura
El amor no es un cuento de hadas, pero tampoco es una guerra. El amor es un terreno salvaje que aprendemos a habitar poco a poco, donde nuestras heridas se hacen visibles y también nuestras capacidades de sanar. Amar no es poseer. Es acompañar. Es ser testigo. Es querer quedarse incluso cuando no todo es perfecto.
Vivimos tiempos en los que el amor se consume rápido, como si fuera un producto más. Nos enseñaron que debía doler, que debía salvarnos, que debía completarnos. Pero el amor real no llega a salvarnos de nada. Llega a recordarnos que ya éramos suficientes.
He amado mal. He amado con miedo. He amado desde la necesidad. Pero también he amado bonito, lento, libre. Y entendí que el verdadero amor no te arrastra: te eleva. No te encierra: te abre. No te exige cambiar: te invita a crecer. El amor auténtico no se vive como prisión, sino como expansión.
Y cuando por fin se vive así, ya no hay vuelta atrás. Porque sabes que todo lo demás era solo un ensayo.
Comentarios