Sobre la vida: el arte de sostenerse sin entenderlo todo

Vivir es, muchas veces, caminar en medio de una tormenta con los ojos vendados. No hay manual, ni advertencias claras. Aprendemos en la caída, en el error, en la pérdida. La vida no espera a que estemos listos. Nos lanza al escenario sin guión, y aun así, nos exige interpretar el papel con el corazón abierto.

La vida es frágil y violenta, pero también sutil y hermosa. Tiene la capacidad de rompernos para luego mostrarnos que sí se puede volver a empezar. Nos hace llorar por lo que nunca tuvimos y reír por lo que ni siquiera pedimos. La vida no se entiende desde la lógica, sino desde la experiencia.

Quienes logran encontrarle sentido no son los que lo tienen todo resuelto, sino los que han decidido no rendirse, incluso en medio del caos. La vida es un pulso constante entre lo que perdemos y lo que abrazamos, entre lo que fuimos y lo que soñamos ser.

Aprendí que no se trata de tener respuestas, sino de hacer las preguntas correctas. Y de vivirlas con tanta intensidad que incluso lo que duele, también nos transforme.